Este calor intruso, anacrónico,
que se ha alojado en octubre
como “okupa” de un flébil otoño.
Angustia de hoja caduca
que llora la desnudez de las aceras.
Árboles cubiertos con brotes de locura.
Otoño pusilánime, estación perdida.
Olvidados en el apeadero
de este sempiterno verano.
Perplejos ante esta aporía.
Otoño, si te demoras demasiado…
Arrancaré las hojas con mis manos
Me han contado que en la plaza de Montmartre
los pintores ya no salen de su asombro
Han cerrado caballetes y colgado este cartel:
“Otoño . Estación cerrada por abandono”.